martes, 16 de junio de 2015

Dónde radica el valor moral de nuestras acciones?


Desde la Antigua Grecia, el hombre busca y razona sobre su accionar. Busca encontrar la razón de ser y la justificación moral de sus actos. Esto, como bien coinciden la mayoría de los filósofos, en búsqueda de la felicidad y la realización del hombre como ente espiritual y como ente social. Sócrates apunta de forma imperativa que el hombre que no reflexiona sobre su vida y sus actos vive una vida sin propósitos, sin valor.  Sócrates prefirió la muerte antes de dejar de hacer lo que él entendía era lo correcto.  Por su parte Aristóteles nos dice que para ser bueno, se necesita desarrollar un buen carácter, el cual se desarrolla por medio del accionar virtuoso, ya que el hombre tiene en sí mismo una predisposición habitual hacia la virtud.
                Kant por su parte nos habla de la razón, el principio moral de la acción humana. El nos dice que el valor moral de una acción no radica en la realización del objeto mismo de la acción, sino en el principio o la motivación por la que esta es realizada. Por ejemplo, si un mendigo le pide, y usted piensa que debe ayudarlo porque es justo y además el mendigo pudiera morir si no lo ayuda. El valor moral de esta acción, según Kant, radica en el motivo que usted tiene para ayudarlo, y no en la ayuda misma. En otras palabras, la buena intención que motiva la acción.

Es el valor moral positivo de una acción invalidada porque contradice una decisión previa?
El hombre está en continua evolución de su pensamiento y su intelecto. Ya Ortega y Gasset lo decía “el hombre y su circunstancia”, porque el ser humano está en constante movimiento y evolución. Una acción o decisión puede ser hecha con un gran valor o principio moral positivo, sin embargo, otra acción a posteriori, realizada también con toda buena intención puede contradecir la anterior, y esto no invalida el valor moral de ninguna de las dos. Por ejemplo, como padres decidimos no involucrarnos en la vida de nuestros hijos cuando se casen, sin embargo muchas veces lo hacemos porque su integridad física (de nuestro hijo o hija) está en peligro, y creemos nuestra responsabilidad protegerlos. Aunque ambas acciones se contradicen ambas tienen un principio moral positivo.
Dios mismo en Malaquías 3:6 declara, “Porque Yo Jehová no cambio...” sin embargo cuántas veces no ha cambiado Dios de parecer. En el libro de Jonás 3:10 dice, “Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.” Similarmente, en Éxodo 32:14 declara, “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a Su pueblo.” Invalidan  estas acciones el valor de la palabra de Dios, o hacen a Dios un hombre sin palabra?

Decisiones con el mismo objeto o acción no tienen necesariamente el mismo peso moral
                Recuérdese que el valor moral, nos dice Kant, no radica en la acción misma, sino en el principio moral que motiva esta, su buena intención. Cuántos hombres y mujeres no se han casado con el objetivo de hacerse ricos, o quedarse con el patrimonio del cónyuge. Significa esto que el matrimonio es malo?. Bajo ninguna circunstancia, el matrimonio creado por Dios como célula de la sociedad, es para ser realizado bajo el principio del amor, y para hacer feliz a su cónyuge. Dios dice “no matarás”, sin embargo El mismo entregó a su hijo para que fuera crucificado en una cruz. Puede esta decisión de Dios ser igualada a la decisión que tomaron los Romanos para crucificar a otros dos junto a Jesús?

                De manera mis amigos lectores, que toda acción tiene su valor basado en el principio moral o la buena intención con que esta se haya tomado. Es necesario reflexionar y mirar más allá de donde alcanzan nuestros ojos, y para esto hay que usar los ojos de la razón.

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